El Liderazgo de Atacar Primero

Un liderazgo sólido es imprescindible para convertir un grupo de personas en una fuerza que sirva como ventaja competitiva en los negocios. Los negocios que mejor funcionan son aquellos que comprenden que hay que hacer para que las personas trabajen de forma cooperativa. Asimismo, esos líderes saben formar equipos y cómo motivarlos para que superen el nivel de cumplimiento que normalmente alcanzarían.

Hay una correlación directa entre el modo como la gente ve a sus gerentes y como se conduce. En casi todos los casos, los líderes efectivos son virtualmente idolatrados por sus subalternos no por sus características afectivas, sino como hombres y mujeres dispuestos a enfrentarse, a la cabeza de su grupo, a las situaciones más problemáticas. Debemos en definitiva, ser jefes dispuestos a dar la cara, aceptar los riesgos y tomar decisiones difíciles en las circunstancias más apremiantes. Este coraje, inteligencia, sabiduría y poder de decisión impresiona a los demás, ya que inspiran confianza y, en última instancia, despiertan el deseo de sumarse a ellos. Cuando esta fuerte dinámica está en funcionamiento, los recursos de la compañía se ven reforzados para obtener objetivos clave. Se obtienen resultados, los competidores sufren, y el negocio crece.

El mejor camino hacia un liderazgo triunfador es identificar un "modelo de actuación". Debemos ser valientes a la hora de tomar decisiones importantes. No debemos estar preocupados por la consecuencia de nuestras decisiones, porque si no abandonaremos la iniciativa cuando, precisamente, más se necesitaba de nuestra preparación y experiencia.

La actitud de inacción y de falta de liderazgo resultará más desastrosa que la de tomar una decisión equivocada, ya que al no haber un liderazgo efectivo, los asuntos pendientes se amontonaran, el personal carecerá de dirección, el miedo impregnará la organización y los competidores aprovecharan el vacío que la empresa deja por falta de acción en los momentos oportunos.

Una anécdota que resume lo anteriormente expuesto, es la que aconteció cuando el presidente de los Estados Unidos Harry Truman debía tomar una de las decisiones más importantes de la historia (bombardear o no Japón con armas atómicas), afrontó el problema, sopesó los pros y los contras, y entonces autorizó a los militares para que procedieran. Lo más impresionante fue que, una vez tomada la decisión, Truman le dijo a su consejero Clark Clifford que se retiraría a acostarse, tendría una buena noche de sueño y nunca se cuestionaría lo dispuesto. Como todos sabemos la decisión del presidente levantó una fuerte oleada de polémicas que aún perduran. Pero su estatura de estadista se basa en el hecho de que cumplió con su deber pese a la polémica que podía crear o los riesgos que ello acarrearía a su popularidad. Lo aceptó como parte del reto del liderazgo.

Recordad que si estáis convencidos de estar tomando siempre la decisión acertada, debéis iros a dormir tranquilos como Truman, y no volver la vista atrás. El hecho de que mi negocio y mi equipo vayan por delante y le arrebaten las oportunidades a la competencia se debe a mi liderazgo. A veces hay meteduras de pata, pero vamos ganando y eso tiene un impacto muy positivo en nuestra autoestima y en nuestra carrera. En resumen y parafraseando a la gran Santa Teresa de Jesús: "Es más fácil pedir perdón que pedir permiso". Esta frase promueve la creatividad, la iniciativa y la valentía en cualquier actividad humana.

No debemos caer en la trampa de las tendencias de moda a la hora de tomar decisiones. Somos mucho mejores si dirigimos de un modo que complemente nuestra personalidad en vez de empeñarnos en crear estilos de dirección que no estén en consonancia con nuestra forma de pensar y de actuar.

Los tres pilares del liderazgo efectivo

El fuerte liderazgo comienza con un reclutamiento competente. Debemos contratar a personas que sepan salir adelante y prosperen bajo su mando.

Debemos contratar a personas con aptitudes complementarias. A cierto nivel, esto es fácil. Si nuestro equipo destaca en aptitudes x e y, pero es deficiente en z, todo el mundo sabe que es importante que nos dediquemos a llenar ese vacío. Pero esto se complica cuando somos nosotros los que tenemos que reconocer que la deficiencia es exclusivamente nuestra. Aunque puede resultar difícil admitir que necesitamos que otros nos complementen y actuar en consecuencia, puede convertirse en una prueba vital para un líder efectivo y responsable.

• Motivar a los demás no significa pagar salarios más altos. Una postura mucho más conveniente es la de "interesarse por nuestros empleados". Debemos enterarnos de lo que pretenden en sus trabajos y en su vida privada, y tratar de apoyarlos. Si creemos que nuestros empleados desean desarrollarse personalmente, debemos ayudarles a obtener una preparación extra, a aumentar su capacitación en el trabajo y a adquirir una mayor responsabilidad en la compañía. De este modo, nuestro papel como mentor y nuestro apoyo, nos convertirán en un líder más consolidado antes sus ojos.

Para concluir quiero parafrasear al gran líder norteamericano Colin Powel: "Si usted quiere ser un líder efectivo, es menester que adapte su estilo y descubra cómo trabajar bien con las aptitudes de los miembros de su equipo, en vez de esperar que sean ellos los que siempre se adapten a usted

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